Por favor:

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Dame la libertad de llorar hasta drenar el dolor que llevo dentro, de lavar mis penas, mis temores.

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No me digas que soy fuerte, que Dios me puso este reto porque tengo la capacidad de superarlo, en mi momento más vulnerable.

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No me comentes lo avanzada que está la ciencia, ni lo guapa que quedo con el turbante.

 

No me prestes libros de auto ayuda. No deseo leerlos, por ahora.

 

• Tengo que decodificar mi voz interior.

• Te agradezco tus buenas y nobles intenciones.

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Entiéndeme: estoy pasando un trance donde los parámetros que encuadraban mi vida se desdibujaron por completo, y debo descubrir por mí misma como trazarlos nuevamente.

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Tengo que procesar mis miedos, mi rabia, mi incertidumbre. Encontrar donde se hallan mis herramientas interiores para enfrentar algo que aún no logro aceptar.

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Así que te pido que me acompañes en este escarpado camino con amor, que me abraces fuerte, que no te turbe mi llanto, que entiendas mi desconcierto.

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Apóyame así. Es todo lo que deseo.

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Lo demás, seguramente llegará a su debido tiempo...